miércoles, 10 de septiembre de 2008

"Los Quiénes. Somos Los Quiénes"




Hace varios lustros de que la escuché por vez primera. Feroz. Eléctrica. Con potencia en el sonido de principio a fin. Roger Daltrey cantaba hablando. Los “otros” tres miembros del grupo se desempeñaban, cada cual en su instrumento, con una feroz y novedosa técnica que dejaba pasmados a auditorios enteros. The Who es uno de los mejores aciertos que la estridencia de la música de rock tenga en su historia. La guitarra de Pete Towshend, la batería de Keith Moon, el bajo de John Entwistle y la voz de Roger Daltrey se unieron y conjuntaron hace varios lustros.

Casi perdido en los anales de la historia se rescata el siguiente pasaje: un locutor reincide en cuestionarles a éstos mods ingleses por el nombre musical de su grupo. “Los… ¿quiénes?”, preguntó el locutor nuevamente, ahora sí confiado en registrar uno de los tantos nombres olvidables que tuvo el cuarteto. “Eso es: Los Quiénes. Somos Los Quiénes.” Con ello dejaron, definitivamente en el exilio, a The Detours (Los Desvíos) o The High Numbers (Los Grandes Números). Desde entonces, el sonido y la furia de la banda comenzaron a ser, hasta la fecha, el presente vívido. Por paradójico que suene, vale más equivocarse un par de veces en pro de la historia que perseverar sin nada alcanzar.

En “My Generation”, The Who desglosa, a lo largo de una pieza de poco más de tres minutos, una catarsis generacional nunca antes vista. Con ello se confirmó la especie: tiene lugar la génesis del gran culto mod. Hasta entonces, nadie había que se dignara representarlo. The Who vio el hueco y lo aprovecharon. Aceptación a la vista. Terminaron erigiéndose en líderes de toda esa parte de la juventud.

“Cuando escribí ´My Generation´ sólo pensaba reflejar una serie de sensaciones mías, pero que también eran comunes a la gran parte de la juventud inglesa. Es una canción sobre las emociones de la adolescencia, sobre la frustración de la juventud, sobre la incomprensión que nos rodea, sobre las limitaciones sociales que nos cercan día tras día sin poder escapar de este cerco. Y aunque una canción de rock tampoco puede romper todos estos cercos, sí logra agrupar en torno suyo a una masa de gente que piensa igual. Ahí es cuando una canción deja de ser un simple vehículo de entretenimiento y se convierte en algo mucho más amplio, un himno, si quieres llamarlo así”: Pete Townshend.

En “My Generation”, Towshend marca con precisión sociológica tanto predicamentos como contradicciones juveniles de su época, incluso más allá de la suya propia. “Espero morir antes que envejecer”, canta y tartamudea Daltrey sin evitar referencias a sus contemporáneos. Para Moon, al menos, el antimanifiesto de Towshend sí llegaría a pie juntillas: una sobredosis de pastillas le quitó la vida en 1978. No llegaría a viejo.

Con “My Generation”, The Who cruza álgidamente lo que se le atraviese: lo mismo fuego que hielo. Townshend trabaja riffs saturados de furia; Entwistle, con su bajo, envuelve todo con tal pesadez que resulta imposible no reparar en él; Daltrey refleja fielmente la confusión de la juventud de la época: titubea, refleja rabia, grita…; Moon es la representación plena y catártica de todos ellos y la generación que con ellos va: irrumpe cual estampida en la parsimonia, se deleita – nos deleita – con su martilleante caos. No cabe duda, “My Generation” es asombrosa. Más aun: sigue vigente... IDEA MUSICAL.

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