domingo, 7 de septiembre de 2008

The Byrds: 1967. "Younger than yesterday"



Producción ubicada entre Fifth Dimension (1966) y The Notorious Byrd Brothers (1968), Younger Than Yesterday (1967) pasa a ser considerado como uno de los discos LP modelo de una época en la que la transición en varios órdenes resultaba harto compleja y difícil de entender. The Byrds enriquecieron e innovaron, progresivamente - además de ahondar - en las posibilidades eléctricas del material pre-rock dylaniano. La producción discográfica del 67 suena a un buen rock compacto, lo mismo con tintes de agresividad, acidez, energetizantes, implorantes. Las guitarras suenan en su máxima expresión. Hay no pocos solos cortantes y con un estilo demoniaco…

Establecidos, para entonces, como cuarteto, The Byrds continuaron perfeccionando sus habilidades como compositores. Michael Clarke, en tanto, alcanzó niveles de madurez y precisión de vital importancia para los intereses de la banda. Probablemente es el surgimiento de Chris Hillman como tercer compositor uno de los eventos de mayor relevancia al interior del grupo. La mayor destreza de Crosby en no pocos ámbitos de la banda presenta una notable mejoría. Paradójicamente, las ambiciones de Crosby en no pocos ámbitos serían el principio de la agitación que habrían de llevar al despido de éste en The Byrds.

Así, en el contexto de una serie de nuevas sonoridades que inundaban la música de la época, Younger tan yesterday no resultaba un trabajo de fácil digestión. No pocos consideran a este disco el mejor de The Byrds. Al margen de preferencias, dicha producción da material para llegar a varias conclusiones:

Para esta producción David Crosby es quien se decide alejar al grupo de los sonidos trabajados y explorados en producciones previas. En su afán de exploración, Crosby no hace reparos en que se trate de influencias orientales o elementos de mayor avance. Crosby no se “clava” tanto en los escenarios que le atraen, en contraparte, a McGuinn. Es, entonces, en esta producción que Crosby asume plenamente el papel de musicólogo del grupo. La impresión que arroja McGuinn, por su parte, es la de un byrd atado a las filosofías de la época.

Sin embargo, en descargo de McGuinn, permite tal fluidez de creatividad a sus compañeros de grupo que pareciera desconcertado ante los resultados obtenidos sobre la marcha. Trabaja, claramente, en la neo versión de “My Back Pages”, de Dylan. El resultado es, simplemente, indiscutible. Paralelo a ello, McGuinn apoya con creces la incursión de Chris Hillman como compositor. Hillman, con ello, alcanza una combinación del sonido clásico de The Byrds con más elementos del folk americano (esencialmente, el country).

Cierto, después de expuesto lo anterior, queda la impresión de una especie de priorización de intereses individuales por encima de los grupales. Empero, la producción 67 de The Byrds es de lo mejor de su producción y de la época misma. Esto se comprueba y entiende mejor si las canciones que aportan cada uno de los miembros de los Byrds se comparan en su justa dimensión y proporción. A pesar de que el álbum no resultó del todo aquilatado para la época, con el paso del tiempo se ha reubicado con gran prestigio entre los degustadores del género y la banda misma.

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