El escritor argentino Oliverio Girondo compuso un "Elogio de
los fracasados". Así, a través del humor y del absurdo, intentó poetizar lo
cotidiano, la vida rutinaria de las nacientes ciudades cosmopolitas. Debido a
lo cual llegó a afirmar que "la vida es un largo embrutecimiento. La costumbre
nos teje diariamente una telaraña en las pupilas; poco a poco nos aprisiona la
sintaxis, el diccionario; los mosquitos pueden volar tocando la corneta y
carecemos del coraje de llamarlos arcángeles", y que las muchachas "van a pasearse
por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído".
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