No es que quiera entrometerme en su vida, disculpe usted,
pero entonces por favor no me deje ningún beso furtivo. Porque un beso furtivo
nunca se olvida. Porque así besaba Marilyn y Marilyn fue de nadie. Y nombro a
una mujer que ya no es porque me quiero quedar con la idea de que usted hoy no
tiene nada que ver con ninguna otra mujer.
Texto que forma parte del libro de Víctor Roura: La ira de Dios es mayor, Ediciones Del
Gallito/Ponciano Arriaga, Giros Negros, 1996.
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