martes, 19 de septiembre de 2017

La ciudad de "los muchachos"...

Igual que en 1985, las muchachas y muchachos de ésta ciudad han vuelto a salir a la calles, en un despliegue poderoso que escucha el llamado de auxilio de la tribu, con la sangre a punto de ebullir, para rescatar de entre los escombros a sus pares, a otros ciudadanos como ellos.

Tienen algunos cascos y guantes, tapabocas, no sólo quitan piedras de los edificios derrumbados, organizan el tránsito, clasifican medicinas en un camellón, reparten comida y agua, organizan albergues, no duermen, no descansan, no paran.

Una jovencita me cuenta que nació a finales del 85 mientras carga una cubeta llena de escombros para pasarla a otras manos igual de jóvenes en una cadena interminable.

Una vez más, han tomado el control, de la ciudad, de sus vidas, de las vidas de otros; yo estoy convencido que estamos en las mejores manos del mundo, que su esfuerzo y su pasión son lo que mantiene en pie a ésta ciudad que suma una horrenda cicatriz a su memoria.

Son héroes y sin embargo no quieren ni el reconocimiento ni el aplauso, sólo encontrar a esa niña que respira entre el polvo, alimentar a esos que no han parado de trabajar toda la noche, llevar al abuelito con su perro entre los brazos a un lugar seguro, alimentar a los desalojados de ese edificio que parece colapsará de un momento a otro...

He saltado en el tiempo. Ellos son nosotros, nos veo en sus ojos.
Siempre he estado muy orgulloso de esta ciudad y de sus gentes.
Hoy, más que nunca.

Porque sé que estamos en las mejores manos del mundo, las de los muchachos...

(Benito Taibo)

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