"No han nacido quienes abrirán esta caja en un 21 de
abril, pero no del terrible 2010, sino del impensable 2110. No sabemos si habrá
libros en el siglo XXII, pero me atrevo a creer que, en formas desconocidas
para nosotros, existirán la lengua española y la poesía. Ante ellas dos, soy
una gota de agua en el océano".
Tales fueron las palabras de José Emilio Pacheco después
de depositar en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes número 1,525 un
legado constituido por —en sus palabras— "unos cuantos manuscritos separados
por muchos años de distancia y elegidos al azar, así como algunos instrumentos
de escritura que dentro de un siglo serán como vestigios hallados en una cueva
de la prehistoria". El poeta agregó al legado las ediciones españolas de Tarde
o temprano y Las batallas del desierto.
La ceremonia, realizada el miércoles 21 de abril de 2010,
fue atestiguada por la ministra de Cultura de España, Ángeles González-Sinde, y
la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel. Dos días después, Pacheco
recibió de manos del Rey el Premio Cervantes en Alcalá de Henares.
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