viernes, 6 de octubre de 2017

"Ovidio en el iPod" (JEP)

"Gabriel García Márquez y Carlos Monsiváis han insistido en que la poesía fue derrocada, perdió el sitio central que tuvo en nuestras sociedades y por lo tanto en nuestras vidas. No estoy seguro de esta afirmación. Hallo por todas partes datos contradictorios. De un lado está, por ejemplo, el fenómeno de masas que fue en 1919 el entierro apoteósico de Amado Nervo. Del otro, el hecho incontrovertible de que libros tan influyentes como Cantos de vida y esperanza (1905) de Rubén Darío no alcanzaron tiradas de más de quinientos ejemplares.

"Puede ser que el libro era, como lo es hoy, la base pero no el medio esencial de difusión. Los periódicos reproducían poemas en sitios que poco a poco fue llenando la publicidad. A falta de discos, radio, televisión e internet, en las reuniones se tocaba el piano y se declamaba. En las ceremonias se leían poemas alusivos. En las escuelas se practicaba la declamación.

"Aquí me declaro culpable de haber contribuido desde mi insignificancia a su destierro. Como todos, hice de mis ineptitudes mi dogma y mi doctrina. No tuve talento para declamar, por tanto la juzgué una actividad pomposa y cursi. Puede ser, pero lo cierto es que la declamación nos enseñaba a hablar y a pronunciar bien, daba el gusto por la lengua materna y el placer por su sentido rítmico y nos proporcionaba un vocabulario no tan restringido como el de nuestro 'Basic Spanish', las doscientas o trescientas palabras con que hoy todos nos comunicamos."


—José Emilio Pacheco, fragmento de "Ovidio en el iPod".

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