La P. J. Harvey que se revela en las canciones es siempre
distinta o, mejor: su lírica, que explora al detalle emociones, fetiches, estereotipos y las diversas encarnaciones del amor va sumando capas
y capas de complejidad. Es posible que no exista otra artista tan desvergonzada
y ambiciosa en la búsqueda de las pinceladas, precisas o difusas, capaces de
describir una atmósfera, un estado de ánimo, una experiencia. Por eso es muy injusto
encasillarla con el mote de "cantautora oscura"…
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