viernes, 31 de octubre de 2008

Incendios...


Dos o tres veces,
así cae la gota de la luna,
como una lenta reyerta
que clava en tu pecho
sus ojos blancos y afilados.
Estas hecha de luz
y resbalas por la cintura
tan inquieta, que el agua
deja una llama de papel.

Por eso escribo incendios.


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