jueves, 2 de noviembre de 2017

Calaverita...

La Catrina impresionada
por la feria del libro paseaba,
a un anciano ella merodeaba
que leía sin importarle nada.

El anciano le pidió por favor
que terminar su libro lo dejara,
que un libro ella hojeara
y entendiera su profundo amor.

La muerte empezó a leer avorazada
novelas, cuentos sin orden ni razón,
poesías que te llegan al corazón,
con cada libro, más asombrada.

Al anciano dejo, muy agradecida,
por mostrarle el remedio a los males,
porque leer a los autores inmortales
es darle mas vida a la vida.


Francisco Manuel Rivera Figueroa

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