"La moral de occidente se les aparecía a esa hora como una proxeneta, insinuándoles una a una
todas las ilusiones de treinta
siglos inevitablemente heredados, asimilados y masticados. Era duro renunciar a
creer que una flor puede ser hermosa
para la nada; era amargo aceptar que se puede bailar en la oscuridad."
Rayuela, Capítulo 141
Julio Cortázar
No hay comentarios:
Publicar un comentario