Tenés 46 años, un hijo de 12, ¿cómo ves hoy las pintadas
de "viejo choto"?
–"Creo que eso tiene que ver exclusivamente con que yo
digo lo que pienso, trato de no ser gratuitamente ofensivo porque a todo hay
que darle tiempo. Yo no tengo la justa; hay cosas que me gustan y cosas que no,
como a todo el mundo. Pero cuando me preguntan qué pienso lo digo y eso genera
antipatía.
Durante mucho tiempo me vinieron a preguntar a mí de los Redondos y
yo decía: "No me importa, es una banda que no me interesa. ¿Por qué me oponen a
los Redondos si yo no estoy compitiendo con ellos?". Y eso suena como ofensivo.
Y a veces, como yo dije algo que no les gustó, se generan antipatías, como si
las cosas no pudieran convivir. Nosotros siempre fuimos los "chetos" para el rock
argentino. Siento que hay muchas cosas que son retrógradas.
En los últimos años
todo, hasta el nivel de alimentación bajó. Las cabezas de las personas han sido
lobotomizadas. Menem y todo lo que vino después fue abrasivo. No es que el
modelo de lo que yo quiero tiene que ser como Soda Stereo. Eso sería absurdo. "Pero sí es verdad que hay una cosa paupérrima. Me parece que a la gente se le
da siempre la misma caca reciclada."
(Fragmento de entrevista aparecida, en mayo de 2006, en el suplemento Radar, del diario argentino Página 12)
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